domingo, 8 de mayo de 2011

[Crítica] Un cuento chino… otro cuento argentino, pero con moraleja.

Protagonizada por un espléndido Ricardo Darín, la historia nos narra la transformación de Roberto de ser un ermitaño y gruñón ferretero hasta convertirse en un sensible hombre que va tras el amor, todo, con la ayuda de un chino.

Si, un chino que por esas “casualidades” (casualidades que resultan ser el punto fuerte de la película) termina viviendo con Roberto, transformando su vida. En realidad, “transformar” es un término relativo, por que Roberto se vuelve más gruñón de lo que ya es y es recién en último instancia cuando el personaje hace una especie de “click”.
La película se debate entre los problemas culturales, la frontera entre el lenguaje y las formas de comunicación, intentando enseñar que las diferencias  culturales se pueden olvidar cuando ambas partes están dispuestas a hacerlo, que la convivencia entre mundos diferentes es posible. Pero esta moraleja se queda en el camino, sólo aquellos que busquen ver “más allá” podrán ver este mensaje poco claro que intenta trasmitir.
Aún así, el punto fuerte de la película son las actuaciones de Ricardo Darín, Ignacio Huang (el chino) y la alegre Muriel Santa Ana en su papel de enamorada, que le sienta de lo más bien. Alguna que otra carcajada podrá provocar la película, pero ninguna escena se destaca en general.
Lo peor de todo es el tramo final, dónde el climax de la película no se vive como tal y el final resulta de lo más abrupto que haya visto. Muchos en la sala de cine se han quedado con cara de ¿ya termino? Y si, termino.
Porque es ahí, en los minutos finales, donde Roberto hace un cambio de 360º… definitivamente hubiera sido mejor que esa evolución se mostrase a lo largo de la cinta y no de forma tan brusca. A Roberto siempre hay que empujarlo al cambio y se necesito de dos personajes para lograrlo.
Otra cosa: el maldito recurso del silencio, tan típico del cine argentino, de las malas palabras cuando el personaje se enoja y la típica escena de sexo apasionado.
La película tiene diferentes matices: por momentos, lenta; por momentos, divertida; por momentos, aburrida y por momentos, rozando un drama mal logrado.
Ahora yo me hago una pregunta, ¿que se supone que debía significar la vaca? Por que por más que lo doy vueltas al asunto, no logro entender que significa... ¿el puente de unión entre dos mundos? El problema del climax fue que intentaron darle un simbolismo a una vaca, cuando nada tiene de simbolico: Fue, ni más ni menos, que las vueltas de la vida.
No todo es malo en la película, las secuencias donde Ricardo imagina ser el protagonista de las noticias que colecciona desentonan de una manera fantástica.
En resumen, “buena” y nada más que eso.

Lo mejor:
Las actuaciones, los tres personajes principales están perfectamente logrados.
Las escenas donde Roberto imagina protagonizar ciertas noticias.
Una repasada rápida sobre el gen argentino.




Lo peor:
Una moraleja mal llevada.
El climax final, y el final.
Los típicos cliches mal usados del cine argentino.
El increíble potencial de todo lo que podía mostrar y no lo hizo.

Nota final: 6
(Pasable)

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